Llegar a ser una top model no es, ni mucho menos, una labor sencilla. Tal y como han afirmado muchas de las principales figuras de la moda de todos los tiempos, tanto si se aspira a lo más alto como si no, se requiere constancia, esfuerzo y mucho trabajo, además de, como en todas las profesiones, una formación lo más completa posible.
Igualmente, y tal y como ha descrito la ex-modelo española de origen alemán Christine Hart en el libro que ha autoeditado recientemente, Lo que callan las modelos, es un mundo en el que es importante conocer las posibilidades reales de cada persona y “mantenerse firma y segura”.
Para ello también es fundamental colaborar con agencias y profesionales relacionados con el mundo de la moda –fotógrafos, agentes, etc.- que ofrezcan todas las garantías, que no oculten los trabajos que han realizado hasta ahora y, sobre todo, que sean completamente transparentes en su gestión y en su labor cotidiana.
No en vano, muchas veces se requieren modelos especialmente jóvenes o, incluso, y sobre todo en el caso de la publicidad, se buscan niños, por lo que se debe reivindicar la presencia de adultos con capacidad suficiente para evitar que “caigan en espejismos”.
Por otra parte, y precisamente sabiendo que es posible en un círculo en el que se busca alcanzar la fama casi a cualquier precio, Hart avisa que ser modelo no es sólo “una profesión popular con la que se gana mucho dinero”, sino que es importante concienciar de que no todo vale.
Desde su punto de vista, lo positivo es que “existen muchos tipos de modelos” y que es fundamental dejarse aconsejar por verdaderos profesionales para que cada uno pueda orientar su carrera “ajustándose a su perfil físico”, y no dejándose llevar por tendencias pasajeras que pueden derivar, incluso, en graves problemas personales o de salud.
Foto: Mónica González