La impresión tridimensional es aquella que permite crear estructuras sólidas tomando como referencia un archivo digital. Es decir, se pueden obtener objetos realizados en diferentes materiales simplemente haciendo “click” en el botón de imprimir de un ordenador.
Y sí, esta acción, que hace no demasiado tiempo sonaba casi irreal, ya ha llegado al mundo de la moda. De momento no se puede entrar en una tienda de ropa on line e imprimir unos zapatos como si de un libro se tratara, pero porque las impresoras que trabajan con esta tecnología no están aún al alcance de todos los bolsillos –razón por la que no se ha podido extender su uso al ámbito doméstico-.
Sin embargo, en el salón 3D Printshow, que se celebró en Londres a finales de 2012 y que estaba íntegramente dedicado a las aplicaciones de las impresiones tridimensionales, ya se pudo asistir a un desfile en el que varios modistos mostraron creaciones que empleaban esta tecnología.
Igualmente, Mary Huang y Jeena Fizel, dos diseñadoras neoyorquinas, pusieron en marcha en 2011 una startup, Continuum, que ya utiliza la impresión 3D para ofrecer nuevas posibilidades tanto a creadores de moda como a potenciales clientes.
Así, los desarrollos que están llevando a cabo estas diseñadoras son, por ejemplo, un vestido casi completamente personalizable que se crea a partir de un patrón sencillo, unos zapatos –cuyo coste se sitúa actualmente en unos 700 euros- o un bikini que pueda usarse una vez que acabe su impresión.
No en vano, y tal y como indican desde esta empresa, la moda y la tecnología siempre han caminado de la mano -las primeras máquinas que emplearon tarjetas perforadas fueron los telares Jacqard a principios del siglo XIX-, por lo que, tanto si finalmente se populariza el uso de las impresoras 3D, como si no, de lo que no cabe duda es que ambos sectores ya han establecido su punto de encuentro.
Foto: Continuum